El mundo del emprendimiento consiste de un proceso de prueba y error, de intentarlo corriendo el riesgo de que no funcione y donde los países desarrollados juegan muy diferente a nosotros en Latinoamérica.
Por ejemplo, en Estados Unidos y Europa el emprendedor comparte su idea sin temor alguno, pide opiniones de cómo mejorarla e incluso tienen acceso a capital semilla para inversión sin tener absolutamente nada desarrollado, lo que les facilita iniciar su proyecto. Está comprobado que aun cuando alguien más escuche tu idea, una cosa es conocerla y otra muy diferente es hacerla, porque nadie tendrá la disposición, empuje, ganas e invertirá su tiempo, esfuerzo, sudor y lágrimas como tú, quien está dispuesto a todo para que funcione, y que por esa actitud personas y corporativos invertirán en ti.
En Latinoamérica somos muy buenos para crear ideas innovadoras y de gran impacto para el mundo, tenemos por ejemplo: la televisión a color, la píldora anticonceptiva, el bolígrafo y el molesto formato del código Captcha. Sin embargo, también somos muy buenos para guardarnos grandes ideas por temor a que nos la roben, mismas que nunca ven la luz y que pudieron contribuir a nuestra sociedad.
Hoy en día las oportunidades están cambiando para nosotros, hay iniciativas del Foro Económico Mundial como «Competitiveness Lab» que pueden ayudarte a desarrollar tu idea, pero sobre todo, lo que más te puede ayudar es compartir tu idea y rodearte de personas que te apoyen a hacerla realidad.